Vivir una experiencia tan difícil con nuestro hijo nos ha
dejada muchas secuelas emocionales
usualmente los papás de niños prematuros tienden a sobreproteger a sus
pequeños. Una de las primeras reglas que me puse con Santi fue evitar ser una
mamá así, no ha sido fácil, muero de miedo por dentro pero trato de aguantar el
gritar ¡Cuidado! Cada 5 minutos. Creo que el sentimiento es mayor cuando
cargamos con la culpa de que nuestros hijos hayan nacidos antes o con cierta
condición.
A mí nunca me ha gustado ver a los niños amarrados como
tamales o envueltos en 3 juegos de ropa, siempre he vestido a Santi lo más
ligero posible, claro que si hace frió pues ocupamos una chamarra o un suéter y pues por la calle las señoras (sobre todo
mayores) me van diciendo: “Hija, tápalo pobrecito…” ahora que ya gatea muy bien
quiere comenzar a caminar y yo muy obediente lo bajo en cualquier lugar que me
parece él puede explorar e igual: “Está muy frío el piso…se va a ensuciar…” y me hacen sentir la peor mamá del mundo.
He llegado a dudar de mi criterio con mi hijo y al final
siempre pienso que todos somos diferentes, yo he decidido lo que es en mi
criterio lo mejor, la prueba de que mi “trabajo” está bien hecho es que él
nunca se ha enfermado, nunca ha tenido temperatura, diarrea, tos, bueno ni
mocos, me salió “rebueno” , en buena hora lo diga.
Muchos consejos me han servido y otros simplemente los he
dejado pasar, pero agradeciendo el hecho de que la gente lo hace con cariño en la mayoría de los casos, definitivamente me siento extraña.
Pero por favor! Ya no me hagan sentir la peor mamá del mundo
si me ven en la calle.
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