
Todos los bienes materiales vienen y van, pero esos zapatos que te han acompañado por años y que te niegas a dejar ir son más que unos zapatos para ti.
No es cuestión de marcas o precios, simplemente verlos rotos o manchados es difícil de soportar. Pero como todo en la vida hay momento en el que debemos decirle adiós a las cosas y dejar espacio para las nuevas.
La vida es igual al armario, unas cosas llegan otras se van, algunas se quedan para siempre y otras solo están allí para disfrutarse aunque nunca las usemos.